El anuncio de la retirada de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), impulsado por Donald Trump, ha generado una ola de reacciones tanto a nivel local como internacional. La decisión, que se haría efectiva en un plazo de doce meses, fue justificada por el expresidente debido al supuesto mal manejo de la pandemia de COVID-19 por parte del organismo, así como por su “dependencia de influencias políticas inapropiadas” y los costos financieros que implican las contribuciones estadounidenses.
La OMS lamentó profundamente la decisión, destacando el papel histórico que Estados Unidos ha desempeñado como uno de sus miembros fundadores desde 1948. Según el organismo, la colaboración entre ambas partes ha resultado en logros cruciales como la erradicación de la viruela y el avance hacia la eliminación de la poliomielitis. Además, subrayaron que la salida del país podría debilitar significativamente los esfuerzos globales de salud pública, incluida la vigilancia epidemiológica y la capacidad de respuesta ante emergencias sanitarias.
Diversas voces han expresado su preocupación ante las posibles consecuencias de esta medida. Expertos en salud pública advirtieron que Estados Unidos perdería acceso prioritario a datos fundamentales para combatir pandemias y desarrollar vacunas. Lawrence Gostin, profesor de derecho en salud pública, calificó la decisión como un “grave error” que podría colocar al país en una posición de desventaja en innovación y seguridad sanitaria. Asimismo, otros señalaron que este movimiento reduce la influencia global del país y aumenta el riesgo de futuras crisis sanitarias.
Por su parte, la Unión Europea instó a Washington a reconsiderar la medida, destacando la importancia de la cooperación internacional frente a amenazas globales. China, en cambio, reafirmó su respaldo al organismo y pidió reforzar su papel en lugar de debilitarlo. Sin embargo, la retirada también ha sido recibida con apoyo por algunos sectores que cuestionan la transparencia y efectividad de la OMS en los últimos años.
Aunque la administración de Joe Biden revirtió esta decisión en su momento, el regreso de Trump al poder reactivó la iniciativa, incluyendo la posible anulación de estrategias clave para la seguridad sanitaria global. En un contexto donde nuevas amenazas como la gripe aviar están ganando terreno, la salida de Estados Unidos de la OMS podría agravar los desafíos mundiales en salud.