Como se mencionó ayer en este espacio, el domingo comenzaron las campañas para la renovación de ministros jueces y magistrados del Poder Judicial. Para estar en la boleta, había dos filtros previos:
- La aprobación de idoneidad, otorgada por -al menos uno de los tres comités de evaluación- (Poder Ejecutivo, Poder Legislativo, Poder Judicial).
- La suerte de haber salido en la insaculación.
En mi opinión, a pesar de estos filtros, podemos vislumbrar tres tipos de campaña que serán recurrentes:
- Las del ridículo: Gente que “formalmente” cumplía con los requisitos, y que, en un ánimo forzado de encajar, es capaz de cualquier sandez, como la de bailar una coreografía, o disfrazarse de algo, o ¿por qué no? Compararse con un chicharrón, “no por sabroso, sino por preparado”. Esto, que puede causar risa, es uno de los peligros latentes de este proceso electoral, ojalá que no se vuelva cosa de las mayorías.
- Las del gatopardismo: Cambiarlo todo, para que todo siga igual. En esta incluyo a muchos jueces que toda su vida fueron ajenos a comunicar sus sentencias, a explicar su trascendencia social, pero hoy, resignados a la implementación de la reforma, buscan mediante el cambio de sus métodos, permanecer en el cargo. La ventaja objetiva que de aquí se puede desprender, es que, en algunos casos, son personas con experiencia en la impartición de justicia.
- Las de la innovación judicial y pedagogía política: Estas, quizás son las más complejas, porque implican el reto de explicar con claridad y precisión su trayectoria, sus propuestas, cómo votar por ellos, qué si y que no pueden hacer. Todo esto, sin caer en la tentación de un baile tiktokero, o de un “reto” de redes sociales; y al mismo tiempo, sin la cuadratura y solemnidad tradicional del lenguaje jurídico. No obstante la dificultad, son estas en donde puede gestarse la posibilidad de darle un nuevo rostro al Poder Judicial, que se sustente no solo en legitimidad electoral, sino en preparación profesional.
Sin duda el proceso electoral en curso dejará enseñanzas valiosas. Toca a los candidatos hacer campañas decorosas; a la autoridad electoral garantizar una elección equitativa; a los medios de comunicación difundir los perfiles, y a la gente informarse sobre quienes van en la boleta, pues de quienes lleguen podría depender nuestra libertad, nuestro patrimonio o nuestro trabajo, entre algunas otras cosas.
Comienzan los cambios en el equipo de la Gobernadora Rocío Nahle.
El día de ayer se confirmó la salida “por motivos personales” de Nena de la Reguera en la Secretaría de Turismo. Al mismo tiempo, la Gobernadora informó la salida de Adriana Muñoz en Comunicación Social para integrarse en la planilla de Rosa María Hernández Espejo. Será interesante ver los reacomodos internos del poder, esos que no siempre se ven, pero se sienten.