Desde hace siete años, uno de los problemas con los que Morena ha tenido que lidiar, es con administrar el triunfo (problemas felices), la marca que construyó Andrés Manuel López Obrador tomó una fuerza de tal magnitud, que desde 2018, el asunto no es ganar la elección sino la candidatura.
En 2018, Veracruz fue uno de los laboratorios en donde se acreditó la fuerza de Morena, pues ante la creencia de que era imposible ganarle a Miguel Ángel Yunes Linares, echaron al ruedo a Cuitláhuac García “al sacrificio” y para sorpresa de todos (incluido él mismo), ganó. (El pésimo gobierno que hizo es tema aparte).
El arrastre de Morena como partido tiene ese problema que AMLO definió como equilibrar entre la eficacia y los principios, pues para llegar a ese nivel de hegemonía, fue necesario fichar a muchos personajes oscuros de la política a lo largo y ancho de todo el territorio nacional.
Esto, lo leyó bien el ahora Coordinador del Grupo Parlamentario de Morena en el Congreso del Estado de Veracruz, el Maestro Esteban Bautista, quien ayer reconoció que Morena enfrenta divisiones al interior y que la incorporación de los Yunes a las filas de la Cuarta Transformación, “hubieran hecho pedazos al partido”.
Esta declaración tiene al menos tres ángulos desde los que se puede ver:
- Es una reivindicación a los fundadores de Morena, a esos que les tocó volantear casa por casa, ejido por ejido, cuando jugársela en ese proyecto era de alto riesgo, como para que ahora, sean otros los que gocen el fruto del éxito.
- Junto con la Secretaria de Educación, la Maestra Claudia Tello, ha sido el único morenista de alto perfil en el Estado que le ha hecho segunda a la Gobernadora Rocío Nahle en rechazar la incorporación de este grupo político, quizás eso explique en buena medida la confianza que la Gobernadora le ha conferido en el paso de estos meses. La mayoría de los demás, tibios.
- Frente a las malas decisiones tomadas en territorio (a la grilla más local y a la mala conducción por parte de la dirigencia local), ya se prevén algunas derrotas en el proceso electoral de los 212 Ayuntamientos y se busca corregir el rumbo.
Cuando era alcalde de Tatahuicapan, sus malquerientes lo etiquetaban como rijoso por negociar con autoridades a partir de la toma de la presa Yuribia en el sur de la entidad. La evolución que ha tenido como líder de la Junta de Coordinación Política en el Congreso permiten constatar que es un político de esos que escuchan a todos, y que tiene la muy escasa virtud de la autocrítica.
Hace bien el coordinador de los diputados de Morena en pronunciarse clara y abiertamente sobre lo que ve en el partido. Citando al genio Nicolás Maquiavelo: “…La enfermedad cuando es difícil de diagnosticar, es fácil de curar. En cambio, cuando ya es muy fácil de diagnosticar, es muy difícil, quizás imposible de curar…”