Una enfermedad de origen aún incierto ha provocado la muerte de al menos 53 personas en la República Democrática del Congo, lo que ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a emitir una alerta ante el riesgo que representa para la salud pública. Hasta el momento, se han registrado 431 casos en dos brotes distintos dentro de la provincia de Équateur, con una tasa de letalidad particularmente elevada en la aldea de Bomate, donde casi la mitad de los pacientes fallecieron en menos de 48 horas.

El primer brote, reportado en la zona de Basankusu, ha sido el más letal, con 419 casos y 45 muertes en Bomate. Los afectados presentaron síntomas como fiebre alta, vómitos, diarrea y dolores musculares severos. En la zona de Bolomba, un segundo brote más reducido ha dejado ocho muertos de un total de 12 casos registrados. En este último, se ha identificado un posible factor de riesgo: los primeros enfermos fueron niños menores de cinco años que habían ingerido el cadáver de un murciélago antes de presentar los síntomas.

Mapa de brotes identificados por la OMS. Foto: La Vanguardia

A pesar de los esfuerzos de los especialistas, la causa exacta de la enfermedad sigue sin identificarse. Hasta el momento, se han descartado infecciones por los virus del Ébola y Marburgo, aunque se mantienen abiertas otras hipótesis, como fiebre hemorrágica de origen viral, fiebre tifoidea, meningitis o incluso una intoxicación por agentes externos. La OMS ha señalado que se están llevando a cabo análisis avanzados, incluida la secuenciación metagenómica, para tratar de determinar el origen del brote.

Uno de los aspectos más preocupantes de la enfermedad es la rapidez con la que avanza, ya que cerca del 50% de las muertes ocurren en menos de dos días tras la aparición de los síntomas. Algunos pacientes han manifestado signos de hemorragias internas, lo que refuerza la sospecha de que se trata de una fiebre hemorrágica aún no identificada. En Bomate, donde la mayoría de las víctimas se han registrado, los síntomas han incluido fiebre, escalofríos, sudoración intensa, rigidez en el cuello y tos, mientras que en Boloko los casos se han caracterizado por hemorragias nasales y vómito con sangre.

Habitación de hospital de República Democrática del Congo.

La crisis sanitaria en la provincia de Équateur se ve agravada por la falta de recursos en los centros de salud locales, que están desbordados ante la cantidad de enfermos. La remota ubicación de las aldeas afectadas y la deficiente infraestructura médica han dificultado los esfuerzos de contención, aumentando el temor de que el brote se expanda a otras regiones del país. La OMS ha advertido que la situación representa una amenaza significativa y ha instado a una respuesta urgente para contener la propagación de la enfermedad.

Los investigadores siguen sin hallar vínculos epidemiológicos entre los dos brotes, lo que añade incertidumbre sobre su origen y transmisión. La hipótesis de un patógeno desconocido se mantiene en el centro de la investigación, aunque algunos expertos sugieren que los brotes podrían tener causas distintas. En tanto, las autoridades han intensificado las medidas de control, reforzando la vigilancia epidemiológica y suministrando equipos médicos a las comunidades afectadas.

A medida que avanzan las investigaciones, la principal preocupación sigue siendo evitar una crisis de mayor escala. La OMS ha enfatizado la necesidad de reforzar los sistemas de salud y mejorar la capacidad de respuesta ante este tipo de brotes emergentes. Con la mortalidad en aumento y sin una causa confirmada, la enfermedad desconocida en el Congo se perfila como un desafío sin precedentes para la comunidad científica y sanitaria.

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