Desde la noche del martes 14 de enero, los hospitales del IMSS-Bienestar en Veracruz enfrentan una severa crisis alimentaria tras la suspensión de servicios por parte de la empresa encargada de proveer alimentos. La compañía, que acusa un adeudo superior a los 100 millones de pesos acumulado desde julio de 2024, decidió detener indefinidamente sus operaciones al no recibir el pago por parte de las oficinas centrales del IMSS-Bienestar.

El impacto ha sido inmediato y devastador. Pacientes hospitalizados, muchos de ellos con dietas controladas necesarias para su recuperación, así como médicos, enfermeros y demás personal, quedaron sin alimentos. Esto ha generado una ola de indignación y preocupación en toda la entidad.

Familias han tratado de suplir la carencia llevando comida a los hospitales, aunque enfrentan dificultades logísticas debido a las restricciones de acceso y las largas distancias. Por su parte, el personal médico también sufre las consecuencias, ya que las extenuantes jornadas laborales, que superan las 12 horas, se ven agravadas por la falta de comida, lo que afecta tanto su rendimiento físico como su moral.

«Es inhumano que esto esté ocurriendo. Los pacientes no sólo necesitan medicamentos, también requieren una nutrición adecuada. ¿Cómo esperan que se recuperen si ni siquiera tienen qué comer?»

– Médico anónimo

La deuda no es un problema aislado. Representa, según analistas, un síntoma de las fallas estructurales y administrativas del sistema de salud pública. “Estamos hablando de derechos fundamentales. La falta de alimentos en los hospitales no solo es una falla administrativa, es una violación a la dignidad y al derecho a la salud”, comentó una enfermera del turno nocturno.

A pesar de la gravedad del problema, las autoridades del IMSS-Bienestar no han emitido un comunicado oficial que explique cómo planean resolver la crisis. Mientras tanto, la empresa proveedora de alimentos ha dejado claro que no reanudará sus servicios hasta que se liquide la deuda, dejando en vilo a cientos de personas que dependen de este sistema.

El panorama es alarmante. Sin una solución inmediata, el acceso a una alimentación adecuada, crucial para la recuperación de los pacientes, seguirá siendo negado. Las preguntas sobre la gestión de los recursos en el sistema de salud están sobre la mesa: ¿Cómo se llegó a este punto y cuánto tiempo más podrán soportar quienes están en el frente de esta crisis?

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