La sesión del Senado de la República del pasado jueves 5 de diciembre estuvo marcada por un conato de violencia entre legisladores de Morena y el PAN, lo que evidenció las crecientes tensiones políticas en el recinto. El enfrentamiento, protagonizado por Adán Augusto López, coordinador de Morena, y Mario Vázquez, senador del PAN, escaló al punto de casi llegar a los golpes, obligando al presidente de la Cámara, Gerardo Fernández Noroña, a decretar un receso.
La disputa inició cuando Vázquez, desde la tribuna, calificó de «cínico» que Morena destacara a figuras como Javier Corral y Miguel Ángel Yunes Márquez como ejemplos de pluralidad, ambos involucrados en recientes polémicas con sus respectivas bancadas. Esto encendió los ánimos en la bancada morenista, y López, acompañado por otros senadores, se acercó al escaño de Vázquez, intercambiando empujones y amenazas que incluyeron, según el panista, la expresión “partirle su madre”.
La situación se complicó con la intervención de otros legisladores. Enrique Vargas, del PAN, y Luis Fernando Salazar, ex panista ahora en Morena, también protagonizaron un jaloneo que fue detenido por Manuel Velasco, senador del Partido Verde. Mientras tanto, la senadora Lilly Téllez increpaba a Yunes Márquez, llamándolo “traidor” desde su lugar.
Tras el incidente, Vázquez anunció que presentará una denuncia formal contra Adán Augusto López y Yunes Márquez, argumentando que Morena recurre a la intimidación física y verbal para imponer su agenda legislativa. Por su parte, López minimizó los hechos, destacando que “la hombría no se demuestra sentado en un sillón”.
El altercado, que incluyó acusaciones cruzadas sobre reformas judiciales y deserciones políticas, expone la polarización en el Senado, donde las discusiones suelen exceder lo legislativo. Aunque la sesión se reanudó, la fractura entre las bancadas quedó evidente, reflejando un clima de confrontación que podría complicar las negociaciones futuras en el recinto.