Ayer comentaba en esta columna sobre la compleja elección que se vivirá en el puerto de Veracruz. Por razón de espacio, decidí dejar para hoy una reflexión más amplia de la candidata Rosa María Hernández Espejo.
Primeramente, en tiempos de chapulinismo rampante, es de reconocerse cuando una persona tiene consistencia en su hoja de vida política y personal. Pues desde que comenzó a formar su liderazgo de opinión en medios, Hernández Espejo siempre ha fijado con claridad su orientación política de izquierda. Esto es, no es morenista de ocasión, sino que le antecede una larga historia de lucha y simpatía con Andrés Manuel López Obrador.
Acostumbrada a remar a contracorriente, hoy tiene como encomienda desmantelar a uno de los grupos políticos más duros del estado de Veracruz y que entraña el mayor de los simbolismos en la entidad, por ser el terruño del adversario número 1, un reto que no es menor, incluso contando con el apoyo de la Gobernadora Rocío Nahle. Pues, aunque el principio es ganar la elección, el siguiente paso debe ser ganar los adeptos tanto de las estructuras electorales ajenas, como las simpatías de la clase media y de los sectores empresariales (hoteleros, gasolineros, del entretenimiento, por mencionar solo algunos). Este éxito dependerá también del equipo que conforme para integrar el Ayuntamiento.
Anécdota de viernes
En 2022, fui elegido por un grupo de alumnos de la Escuela de Bachilleres de Veracruz Mixta (que fue mi casa laboralmente hablando por esas fechas) para dar unas palabras en su evento de clausura; unos días antes del evento, se confirmó la asistencia de la Diputada Rosa María Hernández Espejo como madrina de generación. Antes del evento, junto con mi querido amigo el Maestro Enrique Zamora y algunos otros maestros, tuvimos oportunidad para platicar con ella, me causó la impresión de ser una mujer de trato amable y ligero. Recorrimos los pasillos del plantel, y nos instalamos para la ceremonia. Al terminar el evento, fotos y fotos con egresados, padres de familia y público que asistió, escuchando decenas de peticiones.
En el discurso que pronunció a sus ahijados de generación habló de la fuerza que tienen nuestros pensamientos y nuestras palabras a nosotros mismos, “…créansela, porque para construir el futuro, primero hay que visualizarlo…” (Desde luego que había una alusión clara al programa jóvenes construyendo el futuro), pero lo que me interesa rescatar de esta corta frase, es la potencia.
Hoy, tres años después de esta anécdota, es candidata a la presidencia municipal de Veracruz, tiene frente a sí la oportunidad de consolidar a Morena en la ciudad más importante del estado, y aunque naturalmente hoy dirá que no, también se catapulta para eventuales retos de mayor tamaño, efectivamente: Para construir el futuro, primero hay que visualizarlo.