Ya es oficial. Comenzó la madre de las batallas (para las municipales de este año en el Estado de Veracruz). Ayer, tanto Indira Rosales San Román como Rosa María Hernández espejo se inscribieron ante el OPLE como candidatas a la Presidencia Municipal del Puerto de Veracruz.
Lo hemos dicho en ocasiones anteriores, y ahorita es pertinente volverlo a decir: Va a ser una de las contiendas más complejas por varias razones:
La primera: Independientemente de sus méritos personales, Indira carga con un enorme lastre político, al ser asociada al primer círculo del clan Yunes Linares- Márquez. Es indiscutible que tiene una trayectoria propia, ha sido electoralmente competitiva, y quienes la conocen dicen que es una mujer tremendamente ejecutiva y eficiente.
No obstante, ¿Qué garantías tendrá la ciudadanía de que sus decisiones serán ajenas a los deseos de la familia Yunes? (Ojo: NO es para nada una cuestión de género, sino de cercanía política).
La segunda: A pesar del desgaste que en lo personal trae el Senador Miguel Ángel Yunes Márquez, una buena carta de presentación para Indira, son los gobiernos que hace el PAN en la zona conurbada que en los últimos años han dado grandes resultados en la modernización del Puerto. Para muestra un botón, la administración encabezada por Patricia Lobeira goza de un enorme respaldo ciudadano, popularidad y legitimidad. Estos dos factores, se traducen también -entre otras cosas-, en la disposición de una estructura electoral robusta.
La tercera: Como diría el célebre, aquí sí es más importante el encargo que el cargo. Y la tarea que trae Rosa María Hernández Espejo no solamente es obtener el triunfo para consolidar Morena, sino sepultar políticamente a todos la familia Yunes y con ello, deshacer uno de los cacicazgos más grandes de la historia del Veracruz reciente.
Una ventaja es que, -gane quien gane- ya podemos decir que se logró: Ambas aspirantes son mujeres consistentes en su historia política y personal. Ambas cuentan con experiencia política y con apoyo. En las semanas por venir veremos un Puerto de Veracruz que va a arder (y no por la primavera).
