EL NEGOCIADOR CON WASHINGTON
Las amenazas arancelarias hechas por Trump han cambiado drásticamente las prioridades del Gobierno Federal.
Si bien es cierto que la relación México- Estados Unidos ha sido compleja desde el inicio de sus tiempos, también lo es que, cuando mejor le ha ido a México es cuando atiende los temas en común con el vecino del norte de manera separada:
Por una parte, migración, por otra, narcotráfico y por otra, comercio. No obstante, el Presidente electo Donald Trump ha decidido mezclar todos los asuntos de la agenda bilateral en un explosivo coctel plagado de obstáculos anímicos.
En ese contexto, Claudia Sheinbaum debe trabajar con el equipo que ya tiene:
Juan Ramón de la Fuente en los canales diplomáticos, una figura de prestigio en el mundo de la academia y la psiquiatría, pero solo con la experiencia que le da su paso por Naciones Unidas; un cartucho quemado en la Secretaría de Economía, Marcelo Ebrard, de quien Trump ya se dio el lujo de ridiculizar cuando dijo que a la primera amenaza (en el sexenio pasado) Ebrard aceptó de inmediato el despliegue de veintiséis mil elementos de la Guardia Nacional en toda la frontera, es decir, un interlocutor a quien simplemente no respeta.
Qué decir de la dupla Garduño- Salomón en el Instituto Nacional de Migración. El primero enfrenta un proceso penal por la muerte de 40 personas en una estación migratoria, que los tenía prácticamente en calidad de detenidos y el segundo (Salomón) tendrá que lidiar por un lado con la curva de aprendizaje y por otro, con el desgaste cotidiano y doméstico de impedir el avance de los flujos migratorios.
Descartados los personajes anteriores, parece quedar claro que el interlocutor que habrá de establecer Claudia Sheinbaum con la Casa Blanca será ni más ni menos que Omar García Harfuch, a partir de enviar mensajes mediáticos desde el ámbito de la seguridad, como la operación Enjambre, el decomiso de mercancías chinas en la Ciudad de México, el histórico decomiso de tonelada y media de fentanilo.
Aunado a estos mega golpes, la reforma constitucional recientemente aprobada en la que se le dieran facultades plenas de investigación a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana parece ser la punta de lanza de la próxima interlocución con Estados Unidos y al mismo tiempo del cambio de estrategia nacional de seguridad.
A pesar de las resistencias internas en Morena, es irónico cómo las circunstancias los obligaron a seguir al pie de la letra su mantra, al menos en este caso: ¿Vale más el encargo que el cargo?
La entrega de resultados en seguridad en la lucha contra el fentanilo puede favorecer las negociaciones con la relación México- Estados Unidos, ¿Podría potenciar otros proyectos políticos de futuro? ¿A quién podría no gustarle?
Preguntas que por el momento, quedan en el aire.